jueves, 23 de septiembre de 2010

Combatiendo al mismisimo averno

  Alertados por habitantes de las cercanias de Porto Colom, la compñia del Podenco Blanco se adentro en los frondosos bosques colindantes en busca de lo que los aldeanos denominaban "Es Dimoni Gros" (El Demonio Grande o jefe Demonio) Los hombres de armas iniciaron la caceria, esperando encontrar un oso, o algun animal grande mitifcado por la imagincion del pueblo, sin embargo tras dias de seguir rastros inciertos y pisadas engañosas, acorralaron a la bestia en una cueva. El combate fue arduio, la bestia se defendio con fiereza singular, parecia no poder ser herida de gavedad. Finalmente, reducida la bestia, los guerreros de la compañia no pudieron sino santiguarse y aceptar que aquella horrenda criatura era surgida del averno.
 


  Sin mas preanbulos mandaron avisar al sr. Obispo para llevarle a la  abominacion del averno, el sabria que hacer.
   Al anochecer del dia siguiente, la compañia llegó a la villa de Porto Colom, donde el pueblo y el Obispo les aguardaban en la plaza. Al presentar a la bestia ante su eminencia y al comenzar este su exorcismo, un guarda dió la alarma...

                                                                                                                                                                   " Pude oir como alguien gritaba aterrado, al volverme tan solo pude distinguir humo y fuego, la bestia que habiamos capturado estallo en vitores y risotadas dementes, parecia maldecirnos.
    La gente corria alejandose del fuego y del humo, pude oir la voz del Capitan ordenando linea, la orden me saco del asombro y rapidamente arengue a los hombres repitiendo lo mas alto que pude: Linea! Linea!.
    Rapidamente y a fuerza de disciplina formamos una fila de escudos decente para repeler cualquier ataque que surgiera de entre ese espeso humo, sin embargo para lo que surgio nuestra cordura no estaba preparada. Distinguimos unas antorchas entre el humo, estas eran portadas por unas siluetas de pesadilla, unas bestias parecidas a la que teniamos encadenada pero algo mas pequeñas surgieron de entre el humo, eran cinco, y blandian grandes antorchas como si de lanzas se tratasen. Al ver a nuestro preso, las bestias del averno gritaron furiosas y se avalanzaron contra la linea de escudos en una demente carga, jamas en mis años de soldado vi semejante ferocidad animal, estaba claro que esas bestias provenian del averno... o de algun sitio peor. Valerosamente contuvimos a las bestias, sin embargo juro que heri a uno de ellos gravemente en el pecho y no solo no se desplomo, sino que no quedo herida tras extraer el acero.

   

      Hasta tres veces contuvimos como buenamente pudimos las cargas de los cinco diablos que parecian no cansarse, por el contrario en nuestra linea podian oirse claramente los jadeos de cansancio, estabamos de espaldas a las puertas de la iglesia, el obispo gritaba plegarias en latin, que ya no creia que nos salvasen. La abominacion que habiamos capturado no paraba de reir, ese graznido cavernoso penetro mi alma y mi fe.
     Los cinco hijos del averno gritaron como uno solo, la ultima carga pense, y lo fue. Un "corn mari" (cuerno marino/ Caracola) sono de entre el humo que no ceso en ningun momento y decenas de gargantas respondieron al unisono al alarido de los cinco. Decenas de bestias infernales surgieron de entre la bruma y el fuego, corriendo junto a los cinco contra nuestra linea de escudos, cerramos filas, sabedores de que de nada iba a sevir... "

    El pueblo sucumbio al fuego y la ira dels Dimonis, hasta que al amanecer desaparecieron como habian aparecido, entre humo y fuego.

                                                                                         Fulquet Bauza, Alferez y cronista de la Compañia

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